Restaurante Horno de Víznar - Viznar, Granada

Rafael P.

Atención agradable, profesional y cercana.
Comida de calidad muy bien preparada.
Paté de la casa estupendo, cochinillo fantástico e imposible dejar pasar la tarde de higos. El remojón necesita mejorar …

Jorge A. M. C.

Una comida muy buena y comedor pequeño que lo hace acogedor y con chimenea y el postre de helado de hijo al pedro jimenes espectacular

Alejandro R.

Menudo descubrimiento, asador al uso donde los haya, comida extraordinaria, paletillas de cordero, lata de cordero , cochinillo, el servicio magnifico, sobre todo Richard y Nacho.....muy recomendable

Alejandro G.

Si buscas una experiencia gastronómica que combine tradición, sabor y un entorno único, El Horno de Víznar es un lugar que no puedes dejar de visitar. Situado en el encantador pueblo de montaña de Víznar, Granada, este restaurante te transporta a otra época con su acogedor ambiente rústico y su fascinante historia.

Especializado en cochinillo y cordero, los platos principales son una verdadera obra maestra, cocinados a la perfección en un antiguo horno de panadería que domina el corazón del local. Este horno, que requiere una preparación minuciosa y tiempo para alcanzar su temperatura ideal, es un tesoro que Blas, el apasionado dueño, no duda en compartir con los comensales. Su entusiasmo al relatar las tradiciones y técnicas detrás de cada receta enriquece aún más la experiencia.

Los postres caseros son el broche de oro: el helado de higo, la tarta de turrón y la irresistible tarta de queso no solo deleitan el paladar, sino que cuentan con un toque artesanal que los hace inolvidables.

La atención del personal es impecable; cada camarero combina profesionalismo con una calidez que te hace sentir como en casa. Y si tienes la suerte de disfrutar de una comida en el torreón, con su terraza privada, las vistas son simplemente espectaculares.

En definitiva, El Horno de Víznar no es solo un restaurante, es un viaje por la tradición, el buen gusto y la hospitalidad andaluza. Una parada obligatoria para los amantes de la buena cocina y las experiencias memorables.

Además, para finalizar la experiencia se puede realizar una pequeña ruta de 10 minutos del restaurante hasta el Mirador de Víznar, pasando por la iglesia del pueblo, la plaza del ayuntamiento, o el palacio del Cuzco.

Ana E. S.

Un restaurante maravilloso donde reponer fuerzas después de una ruta campestre. El lugar está cuidado y tiene un toque rústico acogedor. El servicio es impecable, servicial
y rápido. Recomendamos mirar la carta con antelación para poder encargar algunos de los platos. Especialmente rico el cochinillo y el solomillo al hojaldre. Los entrantes muy variados (recomendamos la morcilla, la pastela y los huevos!). Sin duda alguna merece la fama que tiene 🙂

GENITO

Situado en el casco antiguo de Víznar, puede ser, como en nuestro caso, final de un paseo desde Fuente Grande o de alguna otra excursión más seria por el precioso entorno o, lo más habitual, llegar en coche directamente.
El restaurante está ubicado en una antigua casa de pueblo muy acogedora.
Cuenta con zona de barra, alguna mesa en la calle y un muy acogedor salón, con vigas de madera a la vista, subiendo unas escaleras, las cuales continuaban creo que hacia otro salón y una terraza.
La atención muy profesional y efectiva, que es de lo que se trata.
De aperitivo de bienvenida unas muy buenas aceitunas. Recuerdo que, en nuestra primera visita (estamos en 2024 y fue allá por el 2013), nos ofrecieron una tapita acompañada de una degustación de un excelente aceite de oliva (no recuerdo el origen exacto, era de la zona de Diezma, Guadix, ...), pero ... ¡los tiempos han cambiado!
El ambiente excelente, silencioso y una música de fondo nada intrusiva.
Cuenta con chimenea que imagino encenderán en los fríos días de invierno.
Eramos tres a la mesa y pedimos de entrante "Cogollos con ahumados". Dentro de que el plato estaba bueno, no eran exactamente cogollos. Era un único cogollo, grande y deshojado, es decir, era una ensalada de lechuga con ahumados, como se puede apreciar en la fotografía. El precio, creo que daría para más.
El pan, como no podría ser de otra forma (dada la zona), excelente.
De platos principales pedimos cochinillo asado para dos y pastela moruna para uno (pues no disponían del lomo de orza ofrecido en la carta).
El cochinillo estaba muy bien hecho, sin alcanzar la magia de lo que te comes de Despeñaperros para arriba pero a la altura del resto de sitios típicos de Granada. Para repetir. Venía acompañado de unas exquisitas patatas al horno.
Probé la pastela moruna y me gustó pero, precisamente por no ser la típica pastela moruna, que es mucho más contundente, con canela, un relleno más pesado, ... En este caso se trataba de un hojaldre relleno, muy bien hecho y más ligero.
Los postres excelentes. Un buen tazón de natillas caseras y un muy buen helado de higos que, en mi caso, me regaron con vino dulce.
En resumen, un lugar muy familiar y acogedor al que merece la pena ir.
Su especialidad son las carnes asadas y cuentan con una gran variedad. De pescado sólo disponen de bacalao y ha de ser por encargo.

Juan F. L. G.

Este restaurante es una joya escondida. La atención al detalle es evidente en cada aspecto, desde la presentación de los platos hasta el servicio excepcional. Hemos probado el chuletón al punto y superó nuestras expectativas. Los ingredientes frescos y de alta calidad hicieron una gran diferencia. Además, el personal nos ha acojido rápidamente pese a no tener reserva. He de destacar además, que el camarero de pelo largo era un profesional como la copa de un pino de los que pocos quedan ¡Pensamos volver más pronto que tarde!

Fran H. C.

Nos acogieron en un saloncito que hay en la tercera planta, en la que además de tener una impagable intimidad, se tiene unas bonitas vistas al pueblo. El servicio es atento, agradable y profesional. A pesar de estar en una salita aislada nunca se notó su ausencia.

En cuanto a la cocina, como ya venía advertido, es excepcional por la calidad de sus productos y por la buena mano de su cocina que se vale de un horno de leña de estilo moruno, para ablandar las carnes y darle ese toque de sabor extra que no vas a conseguir en otro restaurante.

Como nos sugirió el atento camarero, pedimos una ración de cochinillo y cordero lechal. También probamos los medallones de solomillo, y acompañamos todo con un par de ensaladas de lechuga con queso y nueces. Para el postre, una exquisita tarta de queso y un fabuloso café. No pedimos vino porque somos más de cerveza pero me comentaron que el vino de la casa es estupendo.

En resumen, pasamos un agradable almuerzo con buenos platos y un entorno acogedor y tranquilo.